PSICOSIS Y EL OTRO MUNDO
Lo que pretendo escribir aquí no es un articulo con un lenguaje excesivamente académico ni lleno de referencias a estudios e investigaciones complejas. En su lugar, quiero ofrecer un articulo de autoayuda accesible y útil para familiares, afectados y personas interesadas en este tema, sin necesidad de contar con un conocimiento previo especializado. Aunque ya existen numerosos libros al respecto, este pretende ser sencillo de leer y entender, directo y atractivo.
Este libro se redacta con un enfoque desde el hemisferio derecho del cerebro, el cual está asociado con la creatividad, la imaginación y la vivencia, características típicas de los niños y las personas creativas. A diferencia del hemisferio izquierdo, que se centra en el análisis científico, los datos y las investigaciones, el hemisferio derecho nos permite una aproximación más intuitiva y emocional.
Podemos identificar dos paradigmas en el estudio de la psicosis: el paradigma del hemisferio izquierdo y el del hemisferio derecho. El enfoque del hemisferio derecho en el estudio de la psicosis comenzó con Eugen Bleuler, quien fue director de un hospital psiquiátrico entre 1896 y 1902, y tuvo entre sus discípulos más destacados a C.G. Jung.
Existen diferentes estados de consciencia, cada uno de los cuales nos hace percibir la realidad de manera distinta. Aunque la realidad física permanece constante, nuestra realidad fenomenológica —es decir, nuestra percepción y experiencia de esa realidad— puede variar significativamente. Nuestra relación con la realidad puede ser objetiva, cuando utilizamos el hemisferio izquierdo, u objetal, cuando utilizamos el hemisferio derecho.
En nuestro estado de consciencia habitual, predominan las ondas beta en un electroencefalograma (EEG), lo cual se asocia con un estado de alerta y atención. Sin embargo, a medida que nos movemos hacia otros estados de consciencia, observamos una disociación: el entorno se vuelve silencioso y los sonidos parecen concentrarse en el centro de nuestra percepción. El tiempo y el espacio parecen ralentizarse, las ondas beta disminuyen y comenzamos a experimentar un estado de relajación y placer, caracterizado por el humor y el amor hacia los demás.
Si la disociación progresa, podemos entrar en un estado maníaco o psicótico. A medida que el sol, representando la lógica y la activación de los sentidos, se acerca al ocaso, podemos experimentar pareidolias (ver figuras donde no las hay), alucinaciones y una percepción animista en la que los elementos de la naturaleza parecen tener vida y pensamiento propios. Este es un estado de conexión profunda con el entorno.
En estados más profundos, la lógica beta se desvanece por completo y nuestra percepción se llena de ilusiones y alucinaciones visuales y auditivas. Nos sentimos capaces de conocer los pensamientos y deseos de los demás, y con los ojos cerrados, experimentamos visiones intensas. En estos momentos, podemos perder el contacto con la realidad y creer que nuestras experiencias internas son la verdadera realidad.
Durante este viaje, es común experimentar la personificación de nuestros deseos y pensamientos, así como una presencia personificada del superyó. Si la consciencia se pierde por completo, entramos en un estado psicótico paranoide. Sin embargo, con la llegada del amanecer, recuperamos un estado de paz y liberación, culminando en un "despertar" a nuestro estado habitual de consciencia.
Cada estado representa un mundo diferente, con su propio contexto y "habitantes". Los individuos con psicosis pueden viajar a estos mundos de forma natural o en respuesta a estímulos que evocan traumas, y pueden clasificarse según el mundo al que acceden.